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miércoles, 7 de marzo de 2012

VII. Todos los días son 8 de marzo

Recomendaciones de uso del lenguaje.


La lengua constituye, como mínimo, el reflejo de la realidad, de la sociedad que la utiliza. Así como la sociedad es racista, clasista, heterosexista, la lengua también lo es. Y por supuesto recoge las desigualdades derivadas de la situación de discriminación de las mujeres y refleja todo el sexismo y androcentrismo existentes.

Para hacer un uso no sexista del lenguaje no hay fórmulas concretas o únicas. Se trata de ir dándose cuenta de dónde están los sesgos de nuestro pensamiento y cómo se vuelcan a través del lenguaje. En cualquier caso hay determinados aspectos que se deben tener en cuenta, no sólo del lenguaje, sino también los aspectos sociales y culturales que lo envuelven.

Corregir el enfoque androcéntrico de nuestra expresión. Se trata de evitar que se nombre a las mujeres como dependientes, complementos, subalternas o propiedad de los hombres (discurso androcéntrico: sólo existe un sujeto, el masculino y las mujeres sólo existen en relación con él).

En la fiesta, las personas invitadas..."
Nombrar correctamente a las mujeres y a los varones.
El señor Sánchez y la señora González.

Crear referentes femeninos (cuidando el estilo).
Que vengan dos niños o dos niñas hacia la mesa.
El ganador o ganadora se
llevará dos millones de euros.

Romper estereotipos.
El coche de papá de la familia.
La aspiradora de mamá.

No utilizar diferentes cualidades para mujeres (relacionadas con la estética) y para hombres (relacionadas con lo intelectual).
No utilizar el género femenino para descalificar ni alusiones peyorativas a las mujeres o a los valores, comportamientos, y actitudes que se les designan. 

Llora como mujer lo que no has sabido defender como hombre.

No utilizar la palabra “mujer” cuando nos referimos a la población femenina. 
Debemos tener presente que nos referimos a un colectivo múltiple, diverso, plural (existen las mujeres, no hay un único modelo de mujer) y que no encuentra su representación con tanta variedad de matices como tiene, en el término "Mujer".
Supone un castigo tanto para cada mujer maltratada como para sus hijas e hijos...
Día Internacional de las Mujeres.
Las mujeres valencianas son...

Utilizar genéricos. 
Lo más adecuado para dar un significado real a la representación de las personas y recuperar la visibilidad de las mujeres en la sociedad, es utilizar el femenino y el masculino. Es decir nombrar a niñas y niños, mujeres y hombres de la misma manera que nombramos a las personas cuando queremos dejar patente a quién nos referimos.
Estudiantes, personas desocupadas, jubiladas, inmigrantes…
Las editoriales compran mucho y venden poco en Frankfurt.
La oposición votará contra la reforma si niega derechos políticos a la inmigración irregular.

Utilización de genéricos reales - nombres colectivos.
(Como, por ejemplo, “las víctimas”, “el pueblo”, “la gente”, “el electorado”, etc.).
El vecindario.
El profesorado.
La población española.
El personal, la plantilla.
La ciudadanía.
En la niñez se debe dormir 10 horas.

Utilización de abstractos.
(Como, por ejemplo, "tutoría”, “titulación,” “licenciatura”, “abogacía”, “jefatura”, “dirección”, etc.).
La legislación establece que…
La redacción.
Acuda a nuestro servicio de asesoría.
Equipo de coordinación.
Las mujeres exigieron a la judicatura...

Uso de los dos géneros gramaticales: dobles formas. No es una repetición nombrar en masculino y femenino cuando se representa a grupos mixtos. Son realidades diferentes y como tales deben ser nombradas. Así pues, no es duplicar ya que duplicar es hacer una copia y éste no es el caso.
Otro aspecto a tener en cuenta es la concordancia gramatical de género entre artículos, sustantivos y adjetivos. Una propuesta pasaría por concordar con el último artículo o sustantivo.
 Carmen y Andreu están dormidos. O bien, con un gerundio: Carmen y Andreu están durmiendo.
Otros ejemplos para la alternancia:

 Las y los usuarios del tren. 
Los padres y las madres del alumnado.
 Las niñas y los niños que quieran participar. 
Los y las trabajadoras.



Para evitar la utilización de la palabra “hombre” como universal se puede cambiar por la primera (o incluso la tercera) persona del plural sin mencionar sujeto y en otras ocasiones por los pronombres nos, nuestro, nuestros, nuestra, nuestras.
También, a veces, tratar de usar una forma impersonal en tercera persona con “se”.
En la Prehistoria se vivía en cuevas.
Vivíamos en cuevas.
Vivían en cuevas.
Así como la humanidad, los seres humanos, la gente, las personas, etc.
Es bueno para nuestro bienestar.

Para combatir el peligro del salto semántico. Es común el uso del masculino como genérico en una frase para referirse a hombres y mujeres, y a continuación hacer referencia a particularidades únicamente masculinas.
El alumnado podrá acudir con sus parejas.
Los pueblos nómadas se trasladaban con sus enseres de un lugar a otro.

Evitar el uso de el, los, aquel, aquellos, seguidos del relativo que (con sentido general). Puede sustituirse por quien, quienes…
Las personas que...
Quien sepa leer entre líneas lo entenderá
Quienes dispongan de pasaporte...

Sustituir uno por alguien, cualquiera, la persona, una persona, el ser humano… y si uno es sujeto también se puede utilizar la segunda persona del singular o la primera del plural sin sujeto expreso.
Cuando nos confundimos al hacer algo...
Si una persona escucha la radio se anima un poco.
Al despertarnos por las mañanas...
Cuando alguien lee las noticias...
Cuando lees las noticias...

En casos de adverbios, pronombres, etc. Con marca de género.
Minoría, mayoría.
Debería estar con su gente.

Se puede cambiar el verbo de la tercera a la segunda persona singular (tú ó usted) o la primera del plural sin mencionar el sujeto. Si queremos un tono más impersonal también podemos utilizar el verbo en tercera persona del singular precedido por “se”.
Si usted posee un abono podrá viajar gratis.
Se debe tener un abono para poder viajar gratis.
Sentiremos gran satisfacción al tener en las manos un libro tan importante.
Sentirás...
Sentirá usted...


Adivinanza. Padre e hijo iban en coche a un partido de fútbol. Al cruzar un paso a nivel se les caló el motor. Se oyó el distante silbido de un tren. El padre intentó frenéticamente poner de nuevo en marcha el auto, pero atolondrado por el terror no lo consiguió. El tren, lanzado a gran velocidad, alcanzó el automóvil. Una ambulancia, llamada a toda prisa, les recogió. De camino al hospital el padre murió. El hijo llegó vivo, aunque en estado crítico, y requería intervención quirúrgica inmediata; se le condujo sin demora al quirófano de urgencia. El cirujano de guardia esperaba encontrarse con otro caso de rutina, pero al ver al muchacho empalideció, y con voz cortada gimió: “No puedo intervenirle. ¡Es mi hijo!” ¿Quién crees que es el cirujano?

- Su padre.
- Su madre.
- Otra persona.

2 comentarios:

María_Fdez dijo...

Puedo ser muy feminista, pero hay ciertas cosas que no veo.

Desde hace tiempo venimos refiriéndonos al ser humano como "el hombre" y no me parece que sea por machismo, me parece que es por la sociedad. Me puedes decir: "La sociedad es machista". Estoy de acuerdo, pero ahora te pregunto: ¿Cómo le cambias la mentalidad (no solo a los varones) sino a ciertas féminas con toques (algunos muy profundos) de machismo encima?

Un claro ejemplo es mi abuela, y seguramente muchas de su generación, es muy liberal, pero tiene esa cosa que aún no se le va, "la mujer necesita un hombre".

Se pueden cambiar las formas de las siguientes generaciones, pero estamos en las mismas, la educación la dan los padres. Si los padres son machistas, los hijos tienen muchas papeletas para continuar con el legado.

Sara G. Alcón dijo...

Está claro que siempre ha habido y habrá gente más cabezota y gente más abierta de mente. Por eso yo recomiendo encarecidamente y animo a toda la gente a realizar simplemente el curso básico de sensibilización en igualdad de oportunidades. Y a ponerlo en práctica. Reprochar los malos hábitos en las demás personas, sin miedo. Con paciencia. Con palabras e inteligencia. Resulta más complicado en las personas mayores, debido en gran parte al pasado en el que les ha tocado vivir. Pero eso ha cambiado. Está cambiando en las familias, en las escuelas... poco a poco, se va quedando. Se ha hecho mucho, pero aún queda bastante.