WhatsAppholic

He vuelto.

He dejado de ser una amiga cara. Otra vez.

Ya vuelvo a disponer de whatsapp en mi móvil.

Una modalidad más que permite mandar a la mierda a alguien everywhere. Por poner un ejemplo así al azar.

Se puede hacer por Facebook, por Twitter, email... y ahora también por whatsapp. Con un número de teléfono deberíamos tener suficiente y no estar pendiente de 7 (o más) tecnologías diferentes a la vez. Que eso no debe ser sano ni en este universo ni en ningún otro universo inventado.

Y no, no me he perdido nada importante. 

La gente que se ha dado cuenta de que he estado missing, me ha bombardeado por tierra, por mar y por aire. Y he contestado. He rescatado llamadas de teléfono ¡¡y los sms!! Puede que la pantalla táctil de mi móvil pasara a convertirse simplemente en una pantalla pero aún así, yo estaba en ON al otro lado de la línea, sin necesidad de tener una conexión a Internet.

+1, +2, +3 y +infinito por los que no pierden el contacto verbal, superan la barrera de contacto físico y disminuyen sus umbrales de comodidad.

Pero, seamos serios, 15 días de rehabilitación han sido más que suficientes. Tengo que empezar a buscar un sustituto a mi cacanokia.