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sábado, 19 de junio de 2010

What a way to run the world

viernes, 18 de junio de 2010

Walking gets too boring when you learn how to fly

Ayer, sin ir más lejos, sentados en una terraza en el centro de la capital, unos cuantos politólogos nos juntamos para charlar.

Y, entre otras cosas, salieron a relucir unas perlas cultivadas, que cuando veáis el vídeo, lo vais a entender incluso aunque no sepáis inglés.




Aunque la parodia se refiere a Ryanair, creo que hoy día se podría aplicar a cualquier compañía y no como parodia, sino como documental.

Me da que lo del low-cost se quedó sólo en el nombre...

miércoles, 9 de junio de 2010

Lost (S)in translation

No parecía hoy un día de junio... más exactamente, un día de junio en Madrid. Uno de esos calurosos en los que las abuelitas van con su paraguas-sombrilla y en el que las niñas y no tan niñas se pasean para tostarse. No. Hoy parecía que el clima británico se había trasladado a la capital. En el mismo día, unas inofensivas nubecillas se tornaron en nubarrones cargados de agua.

A última hora de la tarde he tenido que coger el autobús para ir a la facultad. Tenía que hacer una entrega de unos trabajos. Antes de salir de casa he vuelto a sacar del armario la palestina. Ya ayer tenía intención de sacarla para no congelarme en la biblioteca con el aire acondicionado. No llovía a mares... pero llovía con ganas y no paraba.
Pues nada, que llega el autobús, me monto y tras un día pegada al ordenador y sin hacer otra cosa que trabajos para entregar, aunque ya los tenía hechos, yo seguía en mi mundo al montar en el bus.
Me siento.
- ¿Colonia Jardín? ¿Colonia Jardín? ¿H?
Oigo que me dicen desde dos asientos a mi derecha.
Al principio no entendía nada, el acento me resultó irreconocible...

Era una señora que quería bajarse en la parada de Colonia Jardín.

Y ahí estaba yo, sentada, que ni me apetecía sacar los auriculares para escuchar musicota... creo que es ese efecto embelasador que tiene la lluvia, que te atrae de tal forma al mirar que no puedes evitar no hundirte en tus propios pensamientos.

Le dije a la señora que no se preocupara, que la avisaría cuando fuese su parada. Y así fue, la avisé cuando llegó a su destino y me dio muy amablemente las gracias. Mi buena acción del día.

Creo que fue un poco de todo: que el paisaje está todo verde de todo lo que ha llovido meses atrás, que aún hoy llovía sin ser el típico clima pre-veraniego de la época, que la señora necesitaba un poco de ayuda...

Y fue justo que me acordé de que hace ya algún tiempo, yo me encontraba en una situación parecida: era de noche, en un país en el que no hablaba muy bien el idioma y tenía que volver a casa. En principio no parecía complicado el asunto. La ciudad contaba con un buen sistema de búhos e, incluso, con una persona en información para que gente como yo preguntase cual debía coger. Y así fue, pregunté, busqué el búho correcto, me senté y vi como poco a poco la gente se iba bajando. Yo estaba convencida de que reconocería mi barrio y cuando así fuese, me bajaría. No hubo suerte. Se bajó toda la gente del autobús. Y yo allí, sentada como si nada, cuando me avisa el conductor que esa es la última parada y que me tengo que bajar.
Cualquiera que me conozca se puede imaginar mi cara de tragedia griega. Si hubiese sido un dibujo de un cómic, habrían aparecido interrogantes a diestro y siniestro encima de mi cabeza.

El conductor parecía avispado... o eso o en verdad la cara que puse le dio pena... 
Era muy de noche y estaba en un autobús del que me tenía que bajar y que en ese momento no tenía ni idea de dónde estaba, ni si cerca ni si lejos o muy lejos.

Pero aquel conductor se ganó el sueldo aquella noche e hizo la buena acción del año: muy amablemente me tranquilizó, me preguntó dónde vivía. Una vez más, mi suerte sólo me había hecho un guiño pero no me había abandonado del todo: el conductor me dijo que conocía mi calle y que estaba a unos cinco minutos de allí. Así pues, ni corto ni perezoso, cerró las puertas del bus y para allá que me llevó. Obviamente, mi cara pasó de tragedia griega a alegría desbordante. Se portó como un héroe, ¡sí señor!

Bien pensado ahora, a lo mejor le da por llevarme a algún sitio por ahí más oscuro... bah! Esta historia tiene un final feliz: me llevó hasta mi calle, todo un detallazo teniendo en cuenta que se había salido de su ruta. Y llegué a casa. Antes de bajar del autobús me preguntó: Are you happy now? Y con una gran sonrisa le dije: I am. Y él también me sonrió.

Ojalá este tipo de heroísmos sea contagioso... conmigo ha funcionado.

martes, 8 de junio de 2010

Sara Waldorf y el milagro del armario

Aquí dejo un post sobre la vida de un Erasmus. En ocasiones algo exagerada desde mi punto de vista...


¿Que no entendéis el título? Fácil explicación: el milagro del armario consiste en que, cuando vives con tus padres, dejas la ropa en el cesto de la ropa sucia y al día siguiente, o a los pocos días, te la encuentras limpia, planchada y/o colgada en el armario. Existen variantes como encontrarla encima de la cama o en una silla. Lo importantes es el milagro... que se descubre cuando nos vamos fuera de casa, que no existe tal milagro.

http://beitalia.blogspot.com/2009/02/manual-de-supervivencia-del-estudiante.html

viernes, 4 de junio de 2010

Que alguien me haga un croquis...

Sara Waldorf El 04 de junio a las 15:31
hola! he recibido tu solicitud de amistad... pero ahora mismo no caigo en quien eres...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 15:33 Denunciar
jejeje nos vimos poco
Sara Waldorf El 04 de junio a las 15:34
como?
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 15:35 Denunciar
que apenas nos conocemos solo de vista
Sara Waldorf El 04 de junio a las 15:37
me vas a tener que dar alguna pista más...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 15:38 Denunciar
bueno pues con el tiempo espero que te acuerdes
Sara Waldorf El 04 de junio a las 15:41
¿¿O_o??
pero si esq no puedo ver ni una foto tuya!
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 15:43 Denunciar
ya las veras pero nose si te acordaras
Sara Waldorf El 04 de junio a las 15:57
pero cómo has conseguido encontrarme?
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 15:58 Denunciar
soy muy listo jeje
Sara Waldorf El 04 de junio a las 15:59
y cuándo las veré? y cómo...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:00 Denunciar
heres muy impaciente eehh??
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:00 Denunciar
eres
Sara Waldorf El 04 de junio a las 16:00
y a ti te gusta mucho esconderte tras un canguro... y no te atreves a dar la cara
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:01 Denunciar
jajajaja
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:01 Denunciar
ya me conoceras mejor y no diras eso



Sara Waldorf El 04 de junio a las 16:17
hasta que no me digas de qué nos conocemos, no te acepto...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:26 Denunciar
bueno pues como quieras
Sara Waldorf El 04 de junio a las 16:34
como quieras tú... q eres el q se esconde...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:35 Denunciar
yo solo te queria conocer poco a poco pero ya no importa
Sara Waldorf El 04 de junio a las 16:39
pues dime de qué nos conocemos...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:40 Denunciar
no nos conocemos yo te queria conocer eso es todo
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:46 Denunciar
pero si no quieres no pasa nada
Sara Waldorf El 04 de junio a las 16:51
pero no decías que nos conocemos de vista? no me entero...
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 16:58 Denunciar
te vi yo una vez
Sara Waldorf El 04 de junio a las 17:00
y yo a ti te vi¿?
Jorge Quevedo El 04 de junio a las 17:01 Denunciar
nolo se
Sara Waldorf El 04 de junio a las 17:04
y dónde me viste?




Y nunca más se supo...

Que alguien me explique si es una broma pesada...

jueves, 3 de junio de 2010

La vaquera de la Finojosa

  Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
com'una vaquera
de la Finojosa.
  Faciendo la vía 
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fraguosa
perdí la carrera, 
do vi la vaquera
de la Finojosa.
  En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado 
con otros pastores,
la vi tan graciosa,
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa. 
  Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera;
fablando sin glosa, 
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa;
  non tanto mirara
su mucha beldad, 30
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: «Donosa
-por saber quién era-,
¿dónde es la vaquera 
de la Finojosa?»
  Bien como riendo,
dijo: «Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades; 
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa».