Sweezy, Paul M. Teoría del desarrollo capitalista.
Capítulos 2 y 3.
CAPÍTULO II. EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO
Introducción
La producción de mercancías es la forma universal e inevitable de la vida económica. La ciencia económica es la ciencia de la producción de mercancías. Desde este punto de vista, los problemas de la economía política tienen un carácter exclusivamente cuantitativo (Adam Smith). Pero según Marx, la producción de mercancías no es la forma universal e inevitable de la vida económica, es más bien una de las formas posibles de la vida económica. El economista no puede ya confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacentes en la forma mercancía. Las tareas de la economía política no son sólo cuantitativas, sino también cualitativas.
Valor de uso
Marx escribió que toda mercancía tiene un doble aspecto, el de valor de uso y el de valor de cambio. El valor de uso expresa cierta relación entre el consumidor y el objeto consumido. El valor de uso es un pre-requisito del consumo.
Valor de cambio
Poseyendo valor de cambio las unas en relación con las otras, las mercancías exhiben su característica única. Es sólo en calidad de mercancías como los productos tienen valor de cambio. El valor de cambio aparece como una relación cuantitativa entre cosas.
La clave de la teoría del valor de Marx: la relación cuantitativa entre cosas, valor de cambio, es una forma exterior de la relación social entre los propietarios de mercancías, entre los productores mismos. El concepto valor de cambio se aplica “sólo cuando las mercancías están presentes en plural”, ya que expresa una relación entre mercancías. Una mercancía es, para Marx, un simple “valor”. Como valor de uso, una mercancía es un rasgo universal de la existencia humana, presente en cada una y en todas las formas de sociedad.
Trabajo y valor
El trabajo también tiene dos aspectos, uno correspondiente al valor de uso y el otro al valor de la mercancía que produce. A la mercancía como valor de uso corresponde el trabajo como trabajo útil.
Trabajo y abstracto
Según Marx, trabajo abstracto es el equivalente de “trabajo en general”; es lo común a toda actividad humana productiva. La reducción de todo trabajo a trabajo abstracto permite ver claramente que el trabajo puede adoptar en un momento dado cualquiera, una suma de fuerza de trabajo social que es susceptible de transferencia de un uso a otro de acuerdo con la necesidad social, y de cuya magnitud y desarrollo depende en última instancia la capacidad productora de riqueza de la sociedad.
La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor
(El trabajo abstracto es la sustancia del valor.)
Tanto la significación básica como las tareas principales de la teoría del valor cuantitativo son determinadas por el análisis cualitativo.
El hecho de que una mercancía sea un valor significa que es trabajo abstracto materializado, que ha absorbido una parte del total de la actividad productora de riqueza de la sociedad. Si pensamos que el trabajo abstracto es susceptible de medida en términos de unidades de tiempo, la significación del valor como categoría cuantitativa diferente del valor se hace visible.
La tarea central de la teoría del valor cuantitativo surge de esta definición del valor como magnitud.
El carácter fetichista de las mercancías
En la producción de mercancías, la relación básica entre los hombres “adopta, a sus ojos, la fantástica forma de una relación entre las cosas”. Esta materialización de las relaciones sociales es el corazón y la médula de la doctrina del Fetichismo, de Marx.
En realidad, sólo cuando la producción de mercancías adquiere un desarrollo tan alto y una difusión tan grande como para dominar la vida de la sociedad, el fenómeno de la materialización de las relaciones sociales adquiere importancia decisiva. Esto ocurre en las condiciones de un capitalismo relativamente avanzado.
Este es, en verdad, un estado de la sociedad en que el proceso de la producción tiene dominio sobre el hombre en lugar de ser controlado por él, y en que el carácter real de las relaciones entre los productores mismos es deformado y oscurecido.
La aplicación de las ideas y los métodos de la ciencia natural a la sociedad es uno de los rasgos más notables del periodo capitalista. Si bien el desarrollo de las ciencias naturales mismas fue ciertamente, en parte, la causa de ello, sin embargo, las profundas raíces del fenómeno hay que buscarlas en un cambio de actitud hacia la sociedad, que fue el reflejo del florecimiento de la producción de mercancías.
La materialización de las relaciones sociales ha ejercido una profunda influencia en el pensamiento económico tradicional:
1) Las dos categorías de la economía capitalista: valor, renta, ganancia, interés, etc. han sido consideradas como si fueran las inevitables categorías de la vida económica en general.
2) La atribución de poder independiente a las cosas: es más clara en la división tradicional de los “factores de producción” en tierra, trabajo y capital, de cada uno de los cuales se piensa que “produce” un ingreso a sus propietarios.
Es evidente que la forma de producción de mercancías constituye el velo más eficaz posible para ocultar el verdadero carácter de clase de la sociedad capitalista.
Esta es la apariencia. Quienes consideran las formas capitalistas como naturales y eternas admiten la apariencia como verdadera representación de las relaciones sociales.
El desarrollo de la producción de mercancías bajo las condiciones del capitalismo exhibe una intensa racionalización por una parte y, por otra, una creciente irracionalidad del funcionamiento del sistema como un todo.
La teoría del valor cualitativo con su corolario en la doctrina del Fetichismo de la Mercancía , es el primer paso esencial en el análisis marxista del capitalismo.
CAPÍTULO III. EL PROBLEMA DEL VALOR CUANTITATIVO
El primer paso
En toda sociedad, desde la más primitiva hasta la más avanzada, es esencial que el trabajo se aplique a la producción y que los productos sean distribuidos entre los miembros de la sociedad. Lo que cambia en el curso de la historia es el modo de organizar y llevar a cabo estas actividades de producción y distribución.
El valor de cambio es así un aspecto de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías. Descubrir la naturaleza de estas leyes en términos cuantitativos es la tarea de la teoría del valor cuantitativo, y es en este sentido como la teoría del valor ha constituido el punto de partida tradicional de la moderna economía política y no su objetivo último.
Como primera aproximación, Marx supone que existe una correspondencia exacta entre las proporciones del cambio y las proporciones del tiempo de trabajo. Esta es la fórmula más simple y un buen punto de partida.
Según Marx (y de acuerdo también con Sweezy) “las diferentes proporciones en que diferentes clases se reducen a trabajo no calificado como su norma, son establecidas por un proceso que tiene lugar a espaldas de los productores y, en consecuencia, parecen ser fijadas por la costumbre”.
El papel de la demanda
El problema del valor cuantitativo es más amplio que la mera cuestión de las proporciones del cambio e incluye un estudio de la asignación cuantitativa de la fuerza de trabajo de la sociedad a las diferentes esferas de la producción en una sociedad de productores de mercancías. Cuando se concibe el problema de una forma tan amplia, no se puede prescindir ya de las demandas del consumidor. Si se desea conocer tanto la proporción del cambio como la distribución del trabajo, es necesario contar con dos clases de información: la información sobre el coste relativo en trabajo y la información sobre la intensidad relativa de la demanda de uno y otro. Dadas estas dos clases de información, es posible determinar lo que puede llamarse el equilibrio económico general de la sociedad. Es un “equilibrio porque define el estado de cosas que, si no ocurre ningún cambio en las condiciones básicas, persistirá; y es “general” porque no sólo se establece el valor relativo, sino que también se establecen las cantidades producidas y la distribución de la fuerza de trabajo de la sociedad.
Cuando se piensa en las tareas de la teoría del valor cuantitativo en este sentido amplio, no se puede prescindir de la pauta de las necesidades del consumidor.
“Ley del valor” vs. “Principio de planeación”
Lo que Marx llamaba “la ley del valor” resume las fuerzas actuantes en una sociedad productora de mercancías, que regula, a) las proporciones del cambio de mercancías, b) la cantidad producida de cada una, y c) la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción.
La condición básica para la existencia de una ley del valor es una sociedad de productores privados que satisfagan sus necesidades por el cambio entre ellos.
Una de las principales funciones de la ley del valor es la de aclarar que en una sociedad productora de mercancías existe el orden.
En la medida en que la asignación de la actividad productiva es sometida a un control consciente, la ley del valor pierde su pertinencia y su importancia; el principio de la planeación la sustituye. En la economía política de una sociedad socialista la teoría de la planeación debiera ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en la economía política de una sociedad capitalista. El valor y la planeación son tan opuestos entre sí como el capitalismo y el socialismo, y por las mismas razones.
El valor y el precio de producción
El precio, dice Marx, es tan sólo la expresión monetaria del valor.
Los precios de producción son modificaciones de los valores. Se derivan de los valores de acuerdo con ciertas reglas generales; las desviaciones no son arbitrarias ni carecen de explicación.
No sólo la teoría del precio de producción no contradice la teoría del valor, sino que se basa directamente en ella y no tendría ningún sentido a no ser como parte del desarrollo de la teoría del valor.
Precio de monopolio
La introducción de elementos de monopolio en la economía dificulta el funcionamiento de la ley del valor como reguladora de las relaciones cuantitativas de producción y de cambio. El control de la oferta por el monopolista le permite aprovecharse de las condiciones de la demanda. La demanda, en este caso, adquiere una significación especial, y tanto el precio como la cantidad producida son diferentes de lo que serían en un régimen de competencia. Las discrepancias entre el precio del monopolio y el valor no están sometidas a ningunas reglas generales.
Las relaciones de valor cuantitativo son perturbadas por el monopolio; las relaciones del valor cualitativo, no.
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