Da igual si es en el Marimoli o en el 1C de López Gómez.
Hace un par de años, Carol y yo nos dirigíamos allí cuando perdimos el tren en Chamartín al estilo Hollywood: las dos corriendo por el andén, con la maleta en volandas y gritando un "NOOOOOOOOOOOOO!!!!!" que se ahogaba con el arranque del tren. Pero dormimos muy bien en la pensión de mala muerte. A eso le sumamos que nos dijeron que teníamos acento de sureñas. Sureñas o de Santander. No lo tenían muy claro.
Aún recuerdo el día que Felipe subía en el ascensor del Marimoli junto con dos habitantes más del colegio, las cuales le preguntaron muy educadamente que a qué piso iba. Al 3 (jijiji). A los 10 minutos, llamaron por teléfono a mi hermana sus vecinas de habitación, porque estaban casi seguras de que habían subido en el ascensor con su padre, porque había dicho "tréh" y no tres. A ver... que no hablamos mal... ¡sino diferente! Desde entonces, Felipe es el señor del 3.


Por cierto, lo de que hace mucho frío no es un mito. Lo de que allí apenas llueve, es un mito. Que yo cada vez que he ido, me he calado. Daba igual si iba en sandalias o en botas. Menos mal que los lugareños son muy amables. Allí fue donde yo aprendí que si alguna vez me perdía, el método infalible para encontrar el sitio que buscas es preguntar a los barrenderos. Prometo que funciona.
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