Érase que se era, Sara y Roger en la biblioteca.
Era la hora del café y en un bar cercano les pudimos ver.
- ¡Con hielo un café sólo! Roger dijo. Y un colacao templado Sara quiso.
En la barra apenas hueco tenían, mas un extraño que allí acaecía, hízoles compañía.
- ¡Sentaos! dijo el extraño, que llevo más de tres horas aquí parado.
+ No se moleste amable caballero, pues de la biblioteca venimos de tener el culo quieto.
- ¡Ah! Son estudiantes vuestras mercedes, como mi persona mismamente. Pues aunque 54 años tengo, soy estudiante de tercero de Derecho.
Y el extraño continuó hablando mientras Sara y Roger pasaban un rato non grato.
Apurados por salir rápido, apresuran a tomar sus pedidos y aunque Sara rauda acudió a pagar, el extraño al camarero mandó parar.
Agradecimos los dos al extraño que nos invitó y con cautela fuimos a la calle a reirnos de tan ilustre personaje.
Junio 2009
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