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domingo, 18 de abril de 2010

Amor platónico

Según Platón, al principio de la creación, los hombres y las mujeres no eran como son hoy; había solo un ser, que era bajo, con un cuerpo y un cuello, pero cuya cabeza tenía dos caras, cada una mirando en una dirección. Era como si dos criaturas estuviesen pegadas por su espalda, con dos sexos opuestos, cuatro piernas, cuatro brazos.

Los dioses griegos, sin embargo eran celosos, y vieron que una criatura que tenía cuatro brazos trabajaba más, dos caras opuestas estaban siempre vigilantes y no podían ser atacadas a traición, cuatro piernas no exigían tanto esfuerzo para mantenerse de pie o andar durante largos períodos. Y lo que era más peligroso: la criatura tenía dos sexos diferentes, no necesitaba a nadie más para seguir reproduciéndose en la tierra.


Entonces, dijo Zeus, el supremo señor del Olimpo: “Tengo un plan para hacer que estos mortales pierdan su fuerza”.


Y con un rayo, partió a la criatura en dos, y así creó al hombre y a la mujer.



Eso aumentó mucho la población del mundo, y al mismo tiempo desorientó y debilitó a los que en él habitaban porque ahora tenían que buscar su parte perdida, abrazarla de nuevo y en ese abrazo recuperar la antigua fuerza, la capacidad de evitar la traición, la resistencia para andar largos periodos y soportar el trabajo agotador.


A ese abrazo donde los dos cuerpos se confunden de nuevo en uno lo llamamos sexo. Amor.

2 comentarios:

Sara dijo...

Me gusta

Mary Pino dijo...

Muy bueno Sarita...se lo pondré a alguien en el tablón...